Inicio/Fin

Uno piensa que cuando cumple quince todo será fiesta y diversión, pero la verdad es que nunca se espera que todo puede terminar en un abrir y cerrar de ojos, como perderlo todo con la misma rapidez que un humano respira, como convertirse en nada con la velocidad de la luz. Pero seguramente nadie lo sepa porque nadie existe.

Skyla fue mi nombre, digo “fue” porque ya no es nada, no soy nadie. Di mi propia vida para salvarlo todo, pero ya nada cuenta, nada vale, ya que nadie lo recuerda, podría decir en pocas palabras que soy todo, pero a la vez nada, aun así seria algo difícil de explicar…


Es hora de ir a tomar el desayuno, el cual consiste en una tostada con mantequilla y un poco de jugo de naranja, luego tengo que hacer una mini maratón porque sino llegare tarde al colegio, aunque este quedaba a unas veinticinco cuadras.

La escuela era algo monótono, llegar, saludar, estudiar, copiar, receso, salida. Pero ese día fue diferente, se unieron al curso dos nuevos estudiantes, la profesora los presento como Diana (se pronuncia Daiána) y Pascal. Diana era una chica menuda de cabello cobrizo que llevaba recogido en una cola y ojos verdes, con nariz un poco respingona; mientras que Pascal tenía un cuerpo atlético, media más o menos un metro ochenta (aproximando), tenia pelo castaño y unos profundos ojos grises.

Paso por mi lado para sentarse en la carpeta vacía al fondo del salón y susurro algo de 10 días, eso me puso la piel de gallina, Diana le lanzo una mirada asesina y se sentó a mi lado.

-Hola mi nombre es Diana, espero que nos llevemos bien –me dio una gran sonrisa, resaltando sus blanquísimos dientes y se dispuso a atender la clase.

El resto del día fue algo difícil, Diana se me pego como chicle y no me dejaba ni un minuto; mientras el misterioso Pascal y yo compartíamos miradas fugaces cada ciertas hora, me hacia sonrojar y sentir como una niña pequeña.

Gracias al cielo Diana no vivía cerca de mí, así que a la hora de regresar a casa ella se tuvo que ir en dirección opuesta con una cara de perrito mojado, en cambio yo tenía una sonrisa de oreja a oreja. Pero por el camino me choque con Pascal, el tomo de pretexto que le habían agradado mis ojos celestes como el cielo, y de que Diana había hablado mucho conmigo y en cambio el no había tenido ese honor, así que me invito a comer un helado.

-¿Tú y diana son amigos o algo? –no pude evitar preguntar.

-Puede decirse, nos conocemos desde hace mucho tiempo –me dijo con una sonrisa picara, mientras disfrutaba de su helado de vainilla, no pude evitar pensar que ellos dos tuvieron algo, el pareció darse cuenta-. ¡Oh! Somos amigos de infancia, nada más.

En ese momento mi corazón se tranquilizo un poco, pero aun así latía con mucha fuerza. Cuando me di cuenta ya había pasado una hora y si no regresaba a casa pronto estaría en graves problemas. Él pareció darse cuenta de mi apuro y me dijo que no me preocupara, rápidamente se acerco a mi oído y susurro nuevamente 10 días, luego se alejo dando unos saltos y se despidió de mí dejándome con una cara de incertidumbre total.

Cuando llegue a casa el almuerzo estaba servido y frio, mi madre ya había salido a trabajar; me había dejado una nota casi gritándome acerca de que no debo llegar tarde ya que el almuerzo es uno de los momentos más importantes en familia. A veces me pregunto si la palabra familia tiene algún sentido, personalmente yo no la entiendo…

El momento que más odio del día es cuando tengo que hacer mis deberes, pero estaba decidida a realizarlos. Al final termine destruida así que me di un baño y de frente a mi cama, estaba feliz ya que mañana era viernes, y el ultimo día de clase, tendríamos unas vacaciones de una semana –por eso me pareció rarísimo que Diana y Pascal se unieran en este momento, no hubiera sido mejor si esperaban hasta que las vacaciones terminaran-, un sonido horripilante me saco de mis pensamiento. Me asome por mi ventana y lo que vi fue increíble, solo me dio tiempo para gritar:

-¡DIANA!